Esta vez nos vamos hasta mi tierra, Michoacán, en dónde estuvimos con Cintia y Erik; nos abrieron las puertas de su vida, de su casa (literal) y su boda para pasarnos dos días llenos de tradiciones, comida, cultura, risas y retos. La complicidad de ellos está fuera de este mundo, son un gran equipo que llena mi alma como fotografo de bodas. Los dejo con el resumen, disfrútenlo!